Amenaza
el Gobierno con un cambio en la Ley de Enjuiciamiento Criminal para "proteger los derechos de los
detenidos". Eso estaría muy bien... de no ser porque ya existe y así
se aplica. Desde 1882 (que es de cuando data nuestro código procesal penal), "La detención y la prisión provisional
deberán practicarse en la forma que menos perjudique al detenido o preso en su
persona, reputación y patrimonio". Por eso los agentes que lo practican, siempre que las circunstancias lo permitan, suelen mover a los reos de la forma más discreta posible, permitiéndoles cubrir su cara si así lo desean. ¿Entonces? ¿Qué está pasando?
Lo
que ocurre es tan absurdo como intolerable: en tiempos recientes se está
deteniendo a demasiados políticos. Es más, políticos del partido en el poder,
que están saliendo en la tele, esposados, camino del juzgado o de la prisión,
en su caso. Y eso duele.
Yo
he detenido a mucha gente y nunca he tenido una cámara cerca. Entre los que he
pillado ha habido concejales, empresarios y gente de renombre, que no han
salido de mis labios ni saldrán. El primer problema es que los políticos
filtran a prensa la detención de su correligionario. Unos lo hacen y otros
ponen el grito en el cielo... pero la desgracia de uno de los suyos es catapulta
para el siguiente... y esos mandos políticos quieren saber siempre cuando se va
a detener a alguien importante. Y saberlo por adelantado, claro.
La
responsabilidad sobre el bienestar del arrestado depende de quien lo custodia.
Está respondiendo con su persona de lo que le ocurra. Si se le escapa, también
tendrá que contárselo a un juez, con riesgo de acabar en la cárcel o, como
poco, perder su trabajo. Por eso suelen ir esposados (nunca sabes lo que puede
hacer si está libre). También los cacheamos, pero eso es algo que se puede
hacer lejos de una cámara, en la intimidad de un despacho o hasta un descansillo.
Y es por su seguridad que se les sujeta la cabeza cuando van a entrar a un
vehículo: para evitar que, por accidente, se den con el quicio. No hay nada
paternalista ni humillante en ello.
Esto
es válido para violadores, ladronzuelos de tres al cuarto, asesinos, camellos,
grandes traficantes... ¿por qué no ha de valer para un político corrupto? Es un
ciudadano más y, ante indicios racionales de delito (¡ni siquiera hacen falta
pruebas!), la Policía puede detener motu
proprio, sin necesidad de "ordenes de arresto" u otras
incongruencias que se oyen a cierta prensa o en boca de nuestros mandatarios
cuando el afectado es de los suyos. Si no conocen tan elemental principio,
deberían leer un poco antes de pretender dirigirnos.
Me
gustaría saber qué harían ellos en lugar del Policía que custodia. ¿Cómo
actuarían? ¿Se la jugarían a que el imputado huya o destruya documentación?
¿Escarmentarían si les pasara? El político medio se sabe casi invulnerable en
su trabajo (si "cae", lo hará hacia arriba: un carguito en alguna
eléctrica o banco); los demás no lo tenemos tan fácil. Ni los funcionarios,
cuando son agentes de la Ley. Un tropiezo cuesta muy caro.
Aquí
lo que "duele", al parecer, es ver a uno de los suyos en un trance
que muchos saben que pueden sufrir en sus propias carnes. Eso se pretende
tapar, como si no fuera ya bastante que hagan unas leyes que apenas castigan al
corrupto y sí lo hacen con el pequeño delincuente (que bien hecho está, pero no
se puede olvidar al grande).
Muy esclarecedor... excelente lectura, as always.
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