miércoles, 1 de abril de 2015

"Los Nuestros" o cómo malemplear oportunidad y medios

         Tenía grabada desde hace tiempo la serie "Los Nuestros" de Telecinco, aunque nunca encontraba el momento adecuado para verla. Me daba algo de pereza a raíz de las opiniones que había oído hasta que al final me decidí a ello. Mejor me hubiera ido siguiendo en la dulce ignorancia.
         La serie está creada con el apoyo y respaldo de las Fuerzas Armadas y eso se ve en los medios que emplean: Super Puma reales (nada de ordenadores chapuceros), uniformes correctos, armamento funcional de verdad... y una historia que se preveía apasionante: una unidad de Operaciones Especiales tras la pista de dos niños secuestrados por los islamistas. Con ese planteamiento es difícil hacerlo TAN MAL.
         Podemos dejar a un lado que un capitán se líe con una cabo y esto acabe con su matrimonio. Es muy improbable y poco profesional, pero peores cosas se han visto. Se lo compro. Vale.
         A partir de ahí, todo va cuesta abajo. Empezamos bien al asignar a una persona comprometida emocionalmente al equipo. Eso es un suicidio cuando te juegas la vida a cada paso.
         Después tenemos un equipo "integrado" de operaciones especiales que está TODO EL RATO discutiendo entre sí, incluyendo las órdenes de sus jefes naturales. Se comportan como niños de patio de colegio y llegan incluso a las manos en territorio enemigo.
         No sé por qué los llaman "especiales", dado que cometen todas y cada una de las cagadas que está en el manual. No hay loma que no la caminen por lo más alto, a la vista de cualquiera a kilómetros de distancia. Los combates los hacen de la forma más absurda, dando ventaja siempre al enemigo, que no tienen más bajas porque Dios (o los guionistas) no quieren. Cuerpo a cuerpo pelean con la estrategia del matón de barrio que no tiene formación alguna y los tipos en las armas de los vehículos están para que los maten. Incluso ordenan a uno quedarse dentro cuando está claro que los "malos" tienen RPG... Y no solo eso, sino que teniendo tiempo de sobra, dejan que disparen.
         Claro que parece que el comportamiento infantil es algo común a todos los que aparecen en la mini serie... porque las peleas de gallitos entre el comandante (por cierto, demasiado joven para el empleo) y el coronel son tan penosas como lamentables, más teniendo en cuenta que se llevan a cabo delante de todo el cuartel general del destacamento.
         Lo mismo puede decirse de los fallos de táctica... mandar un Super Puma solito, lleno de soldados y directamente a aterrizar sin apoyo de otros helicópteros (¿dónde están los Tigre franceses?) es pedir el desastre a gritos... Claro que teniendo en cuenta que los terroristas tienen misiles que si fallan a la primera, vuelven por donde han venido, no me extraña...
         Y para qué hablar de la histérica de la madre de los niños y el papel de la mujer del embajador, que le deja hacer las mayores tonterías con un leve reproche... o ni eso.
         Estupendos los GEOS que protegen la residencia del diplomático que están siempre mirando hacia dentro en vez de al exterior. Como si vigilasen una cárcel en vez de defender una instalación de ataques.
         Solo dos personajes y una trama se salvan: la de Desi y Chino que, por si fuera poco, están (sobre todo ella, interpretada por Marina Salas) perfectos en su papel.

         En resumen: para olvidar. Con rapidez.
         PD: Me gustaría saber lo que habría hecho Santiago Sánchez "Korvec", uno de los mejores escritores de temas militares de este país, con los medios que han tenido "Los Nuestros".

1 comentario:

  1. Totalmente de acuerdo. Yo estuve viendo un trocito mientras no empezaba El Ministerio del Tiempo. Habiendo tenido experiencia militar, me pareció tal cagarro el tema de los comportamientos de los personajes que pensé: que desperdicio de colaboración con el ejército. Disponer de material y uniformidad correctos, del asesoramiento de los propios militares, para luego meter con calzador un guión en el que casi nadie se comporta como un militar... patético y lamentable.

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