jueves, 24 de abril de 2014

El hombre que jugaba con el riesgo

EL HOMBRE QUE JUGABA CON EL RIESGO

         En aquel tiempo estábamos detrás de un individuo que utilizaba tanto su trabajo como su ordenador para subir pornografía infantil a Internet que compartía con otros. Era un modus operandi bastante peculiar, ya que subía de todo tipo (de niños, de niñas, light, dura...) sin un criterio, algo extraño en ese tipo de delincuentes, que suelen tener sus preferencias muy definidas. Llegó a crear hasta 38 perfiles diferentes en la misma web, que eran borrados consecutivamente cada vez que los administradores de la misma detectaban los contenidos que colgaba.
         Cuando por fin le localizamos hicimos algunas preguntas que nos tenían realmente preocupados:
         —Vamos a ver, hijo, ¿no te dabas cuenta de que tus perfiles eran eliminados uno tras otro?
         —Pues sí, pero me lo tomé como un juego y la cosa se fue desmadrando. En realidad era... la excitación de hacer algo prohibido. Me gustaba y quería siempre un poco más...
         —Pues para hacer cosas excitantes, lo mejor es el puenting, que además es legal.
         —Ya, pero no es lo mismo. Desde pequeño he jugado con lo prohibido...
         —¿Qué otras cosas prohibidas has hecho últimamente?
         —Pues... a veces robo bolis del trabajo.
         Se nos quedan los ojos como platos. Al mismo nivel está escamotear un bolígrafo que compartir la foto de un niño violado...
         —Y —continúa, al ver nuestras expresiones— una vez fumé marihuana.
         En ese momento pensé que nos estaba tomando el pelo, pero no: su lenguaje corporal indicaba que era sincero.
         —Además, de pequeño una vez crucé una autopista corriendo...
         Nos costó no prorrumpir en carcajadas, pero alguna sonrisa sí que se escapó. Si alguien llega a estallar en risas, le seguimos todos sin remedio.
         Su lista de "maldades" era tan escasa como absurda. Estaba claro que el interés por los menores era otro.
         De todas formas, el código penal no hace distinciones: bien sea por motivación sexual, económica o "de riesgo", la pena es la misma: de 2 a 9 años de cárcel.

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