lunes, 8 de septiembre de 2014

El día en que un rumor se convirtió en realidad

         Una de nuestras labores secundarias de la Brigada de Investigación Tecnológica
es el desmentido de los "bulos" de Internet, para lo que nos servimos, entre otras herramientas, de nuestra página en Facebook.

         Solemos recibir mucha información ciudadana tanto a través del formulario web como de nuestro correo electrónico. Es fundamental para nuestra labor. No podemos actuar sobre aquello que no conocemos.
         Un día, hace ya tres años por lo menos (el tiempo se comprime en mi memoria, cada vez más rápido), empezamos a recibir avisos de que existía un supuesto grupo en Facebook llamado "Ser padre o madre es el regalo más grande de la vida" y que bajo ningún concepto debíamos apuntarnos a él, puesto que sus miembros solo buscaban obtener fotos de los niños a cuyos progenitores tuvieran acceso para sus abyectos fines.
         Es el típico hoax o bulo, de los que hay a miles por la red. Algunos de ellos datan incluso de la era pre-internet. Otros llevan por ahí dando vueltas desde que el correo electrónico era el método universal y casi único para que un ciudadano medio se pusiese en contacto con otros (allá por finales de los años 90) y tan solo se han ido adaptando a las nuevas plataformas.
         Son fáciles de descubrir: no tienen un destinatario concreto, dicen vaguedades normalmente incomprobables cuando no falsas con descaro que no superan el mínimo análisis del sentido común. Aún así, hay una gran cantidad de personas que no se cuestionan nada: se lo creen, lo comparten y así la sensación de inseguridad subjetiva se sigue expandiendo.
         Cuando recibimos los primeros mensajes, como hacemos con todos los avisos, hicimos las comprobaciones pertinentes y, como esperábamos, no existía la dichosa paginita ni lo había hecho nunca.
         Ahí quedó la cosa hasta aproximadamente un año después, cuando los informes que recibíamos sobre ese bulo se dispararon de nuevo y con elementos extraños: los comunicadores aseguraban que la página no solo existía, sino que habían estado discutiendo con sus miembros hacía poco tiempo. Demasiado para no volver a echarle un ojo: normalmente los hoax no hablan...
         Se nos quedaron los ojos como platos cuando vimos que "Ser padre o madre..." ahora sí que estaba registrada y activa en la red social... Claro que no había ninguna ilegalidad en ellos, ni en la propia web ni en sus administradores, gente sin interés aparente en menores. Además, el contenido de la misma consistía en los creadores provocando al personal y cientos de indignados ciudadanos que se habían tragado el bulo atacándolos verbalmente sin piedad. Vamos, que había sido montada por unos trolls profesionales.
         Nosotros no podíamos actuar, puesto que no existía ningún delito. A los pocos días, como siempre que aparece algo por el estilo, al efecto llamada empezaron a atraer pedófilos de verdad, que comenzaron a realizar las peticiones habituales de intercambiar imágenes de abusos sexuales a menores de forma pública (sobre todo gente de las Américas, que tienen una sensación de impunidad bastante marcada). Es decir, el falso rumor había dado lugar al hecho en vez de lo contrario: que basado levemente en un acontecimiento real, se cree una leyenda urbana.
         A los administradores se les empezaba a ir de las manos, porque una cosa es hacer la gracia e indignar a personas que no se molestan en comprobar los hechos y otra tener a verdaderos delincuentes sexuales aplaudiendo su iniciativa, así que cancelaron la página y volvieron a sus vidas.
         ¿Acabó ahí la historia? En absoluto. El bulo continúa hoy en día (y periódicamente llega de nuevo), ahora centrado en grupos de whatsapp. Tiempo después, alguien volvió a registrar la página en Facebook... y ahí sigue, sin que en su interior se comparta pornografía infantil alguna y con 243 miembros, casi todos del otro lado del charco.

         ¿La moraleja de todo esto? Que el día que la gente se moleste en COMPROBAR primero y COMPARTIR después, Internet será un lugar más bonito... y más sano también.

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