jueves, 15 de mayo de 2014

Nido de cuervos en las redes sociales

Antes de ayer, el Ministro del Interior "ordenó" a la Policía perseguir "los comentarios injuriosos" en Twitter, a raíz del asesinato, por otra miembro del Partido Popular, de la presidente de la Diputación Provincial de León (y otros doce cargos más).

Obviamente, no se pudo llevar a cabo: las injurias sólo las puede denunciar la agraviada —que está muerta— y, además, mediante querella (que representa contratatar a un abogado y a un procurador y presentarse como parte en la causa).

Así, pues, ayer, Fernández Díaz se reunió con el titular de Justicia, Alberto Ruíz-Gallardón para proponer un cambio legislativo y perseguir los comentarios "que incitan al odio". Supongo que el ministro conoce el actual Código Penal y ya sabe que hay artículos a ese respecto, como el 510: "Los que provocaren a la discriminación, al odio o a la violencia contra grupos o asociaciones, por motivos racistas, antisemitas u otros referentes a la ideología, religión o creencias, situación familiar, la pertenencia de sus miembros a una etnia o raza, su origen nacional, su sexo, orientación sexual, enfermedad o minusvalía...". Si ya existe un artículo así, entonces, ¿qué es lo que propone?

Dejando a un lado teorías conspiratorias (quieren limitar nuestra libertad de expresión, etc), desde mi punto de vista lo que se intenta tiene que ver, tan solo, con una reacción "en caliente": han matado a una de los suyos (aunque lo haya perpetrado otra de los suyos) y les duelen los comentarios jocosos que se han levantado al respecto. Los mismos comentarios, por otro lado, que han ocurrido en España cada vez que hay un muerto. Somos así de macabros.


Cuando un inmigrante se prendió fuego vivo delante de la Delegación del Gobierno en Castellón y hubo miles de fotomontajes y chistes macabros al respecto, nadie movió un dedo para cambiar la legislación. Tampoco se busco darle características de delito que, posiblemente, las tenían más que en la actualidad.


Cuando falleció Santiago Carrillo (junto con, entre otros, su gran enemigo en el pasado, Fraga, artífices de nuestra actual Democracia), los habituales se "alegraron" y hasta "celebraron con champagne". Curiosamente los mismos que hoy se rasgan las vestiduras.



¿Hay un delito en la alegría de Antonio Fernández por una muerte? No, en absoluto. Solo faltaba que el Estado empezase a preocuparse por lo que cada ciudadano piensa. Eso nos metería en el 1984 de Orwell de cabeza. Además de ser muy difícil de probar, claro... O muy fácil, si todo vale.


Las mal llamadas "tertulias" de la TDT party son un nido de odio y rencor sin precedentes, al menos en los años de la Democracia. Su efecto se ve claramente en los mensajes telefónicos de pago que aparecen en la parte inferior de la pantalla: es decir, podemos ver una relación clara causa-efecto entre sus proclamas y el efecto en la sociedad. Tampoco pasa nada con ellos, ni se les acusa ni persigue.


¿Dónde comienza, entonces, el delito? ¿En qué punto?

El Código Penal es muy claro. No es lo mismo decir "me alegro de que la hayan matado", que es algo que califica moralmente a quien lo dice, que "vamos a matar a otras, ahora que se ha levantado la veda". En ese segundo caso ya se está proponiendo un homicidio. Puede ser un delito de amenazas o uno, incluso, de proposición para asesinar, más grave, si se llevan a cabo algunos pasos preparatorios (comprar armas, vigilar personas...).

Tampoco es delito "ojalá te maten" u "ojalá te mueras"... ni "desería que el GRAPO volviese para matarte". No lo es. No se está dando NI UN PASO para que esos hechos puedan ser realidad. Diferente es "voy a formar un nuevo comando del GRAPO para asesinarte". Se ve claro, ¿no?


Yo supongo que, como en tantas otras ocasiones, este "calentón" pasará y las cosas volverán a su cauce, con trolls y maleducados en Twitter y en todas partes... y no pasará nada, no tendrá más relevancia —que tampoco debe tenerla—.

Si continúan, habrá que estar muy atentos al texto y espíritu del nuevo articulado. No sería de extrañar que Jiménez Losantos y demás de su cuerda acabaran en prisión de manera injusta —y eso que él sí que esparce odio de manera efectiva, aunque solo sea por el número de seguidores—. Supongo que una ley que diga "solo es delito si insultan a los de mi cuerda" no quedaría muy elegante en el Constitucional.

En fin. Ya veremos.

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