En
apenas unos pocos días desde que me lo compré, me he despachado el libro
"En la línea de fuego: la realidad de los enfrentamientos armados" de
Ernesto Pérez Vera y Fernando Pérez Pacho. El libro tiene sus virtudes y sus
defectos (como veremos a continuación). Ganan las primeras.
Estamos
ante un ensayo, el primero de su tipo en España, en el que se analizan
veintidós enfrentamientos armados que han tenido lugar en años recientes entre
policías (en un caso, escoltas privados) y delincuentes de diferente pelaje.
Dos expertos, un instructor de tiro (que sufrió en sus carnes uno de esos
enfrentamientos, lo que ha acabado por llevarle a la jubilación) y un
psicólogo. Para ello han llevado a cabo decenas de entrevistas a los
protagonistas (afortunadamente todos ellos lo han podido contar, mejor o peor),
además de recopilar muchos datos objetivos sobre los incidentes, y han llevado
a cabo un riguroso análisis de los resultados.
La
estructura es la siguiente para cada caso: una descripción pormenorizada de lo
ocurrido, incluyendo fragmentos de las entrevistas realizadas, después el punto
de vista del instructor y, por último, el del psicólogo. De esta manera se
cubren los hechos de manera exhaustiva.
Lo
primero que se ha de decir es que es una obra necesaria. Cada Policía o, en
general, cada profesional que tenga asignada un arma y la posibilidad de
usarla, debería leerlo. Es más: debería subrayarlo y hasta memorizarlo.
Aprender, aunque sea de manera teórica (el estrés sólo se puede entender cuando
se sufre) lo que representa encontrarse, de repente, peleando por la propia
vida. Según se encargan de machacarnos en cada capítulo, en esas situaciones no
se va a tener tiempo de enrasar las miras del arma ni siquiera de quitar el
seguro. Debido a la propia fisiología humana, las acciones motrices
"finas" van a quedar desactivadas. Incluso el cambio de cargador es,
en muchos casos, una utopía. He llegado a la conclusión (aunque los autores no
lo dicen) de que lo único que vas a hacer bien es aquello que tengas
interiorizado, reflejos adquiridos a base de entrenar y entrenar. De ahí que
sea tan importante ensayar "en seco" en casa: te puede salvar la
vida.
En
la inmensa mayoría de las ocasiones estudiadas el tiroteo ocurre sin previo
aviso, sin tener tiempo de prepararse. A menudo, solo la suerte ha ayudado a
que la tragedia no sea aún mayor. Cuando se patrullan las calles o, peor aún,
cuando se entra a un domicilio extraño, siempre
existe la posibilidad de encontrarse bajo el fuego. Los necesarios chalecos de
protección balística que tan difícil son de ver en este país (la mayoría de
quien los tiene los ha adquirido a sus expensas) deberían ser de dotación común
ya... porque las armas existen y se usan contra los policías todos los días.
Es
necesario asimilar que, en la mayoría de los encuentros, los disparos empiezan
en menos de un minuto desde el comienzo y casi siempre a bocajarro. Hay que
estar muy mentalizado y preparado.
La
lectura ha sido intensa. Es fácil empatizar con los protagonistas y sufrir una
cierta tensión nerviosa. Eso lo desaconseja como lectura nocturna (que es la
que yo practico): se acaba disipando el sueño.
En
el apartado del "debe" está, sobre todo, el lenguaje empleado. Se
nota que es deudor de las diligencias policiales y... bueno, a veces
directamente retorcido, hasta sin necesidad. La frase "oyó un 'clic', el
sonido de un arma de fuego. Ante esta circunstancia onomatopéyica" me
arrancó una carcajada... y se suponía seria. Pero claro...
Otra
pega es la insistencia machacona en ciertos temas: sobrepenetración,
habilidades motoras, estrés... Supongo que, de hecho, esa era la intención,
aunque me acabó resultando pesadete. En algunas ocasiones, la parte del
psicólogo se la ve superflua, escrita por la obligación de decir algo. En otras,
no obstante, es fundamental para comprender y aprender.
También
me quejo del precio absurdo del ebook. Si bien los 24 euros del texto impreso
son adecuados, que ese mismo sea el precio en electrónico es para dejarte
ojiplático. En 2014.
Por
último, una importante reflexión: en todos (¡TODOS!) estos encuentros, a pesar
de disparar, a pesar de matar a otras personas, en ocasiones antes incluso de
que les disparasen, los actuantes han resultados absueltos y, en la mayoría de
casos, incluso se archivaron las actuaciones antes incluso de acabar las diligencias
previas.
Insisto:
lectura FUNDAMENTAL para policías y, también, para todos aquellos escritores
que quieran contar un tiroteo de manera realista y no como en las películas.
Excelente reseña. Este me lo apunto, que el tema del combate, sea en la forma y situación que sea, siempre me ha interesado y mucho. Por lo que dices, lo supongo centrado casi exclusivamente en el uso de arma corta, pero a pesar de lo específico me vale.
ResponderEliminarUna cosilla, cuando dices "empiezan en menos de un minuto desde el comienzo" te refieres a que "TERMINAN en menos de un minuto desde el comienzo", ¿verdad?
Saludos Joaquín. Está centrando en el uso de arma corta policial. También hay dos ocasiones en los que se usa arma larga (fusil de asalto y escopeta) pero se acaba recurriendo a la pistola o revólver a lo largo del enfrentamiento.
ResponderEliminarLos "malos", por su parte, usan una mayor variedad: pistolas en la mayoría de casos, pero también fusiles de asalto, escopetas, cuchillos y hasta vehículos a motor.
En cuanto a tu pregunta, no. Quiero decir que empiezan. Un incidente comienza (por ejemplo) cuando le das el alto a un sospechoso o entras en una casa. Ahí se pone a cero el cronómetro. En menos de un minuto desde ese comienzo es cuando los disparos empiezan a volar. Normalmente su término es igualmente veloz, pero en algunas ocasiones duran muchos minutos.
Apreciado amigo. Muchas gracias por tu comentario. Es una satisfacción que alguien que conoce tan bien este ámbito se haya parado a leer en profundidad nuestro libro y sacado conclusiones tan provechosas. Ciertamente no he sabido tal vez sacar todo su jugo a algunos capítulos; algunos casos narrados eran muy similares de base. Tomo nota de todo lo dicho y espero que estés ahí para orientarnos en futuras incursiones literarias. Un fuerte abrazo. Fernando
ResponderEliminarFernando, no soy más que experto en lo mío... que no es ser objeto de disparos. Como todo policía, alguna situación estresante he vivido (como todos), pero sin armas e insuficiente para sentar cátedra sobre el tema... que tampoco lo pretendo.
ResponderEliminarCuriosamente, sí que "aparezco" en dos capítulos de un libro que mencionáis ("Los nuevos investigadores"), aunque no en el que se estudia en este caso.
Me he acercado al libro con curiosidad e interés. Como he dicho en la descripción,. es una obra NECESARIA, especialmente para agentes. Si consigue salvar la vida tan solo a uno, habrá merecido la pena. Me ha ratificado algunas cosas que ya sabía (insisto: solo a nivel teórico) pero he aprendido unas cuantas nuevas.
Gracias a vosotros por escribirlo y, por supuestísimo, si queréis que os oriente en lo que sea y esté en mi mano (zapatero a tus zapatos), no dudéis en contactarme.