¿Qué
hay de verdad en esta noticia? En primer lugar, tenemos que matizar los
conceptos: “La red oscura” es toda aquella que no es indexada por los
buscadores. Por eso se estima que es tan gigantesca. No es que el 99% de
Internet sea ilegal, sino que no puede o no debe ser incluido en Google —como
los archivos P2P, los correos electrónicos o las webs corporativas—.
Dentro
de Internet hay algunos sistemas muy minoritarios creados para preservar el
anonimato de sus usuarios y alojar contenido oculto en sus entrañas. Los más
populares son Freenet, I2P y TOR. Freedom Hosting II se encuentra en este
último y se calcula que alojaba unos diez mil sitios de diferente tamaño y uso
—un sitio web puede ser tan sencillo como una página que diga “buenos días” o
tan complejo como un foro con miles de hilos y de usuarios, por lo que el
número de ellos no es un buen indicador de su complejidad—.
En estos momentos hay mil ciento cuarenta y cinco millones de webs activas en el Internet abierto. En TOR, por
su parte, hay unos sesenta mil servicios .onion (que solo funcionan dentro de TOR),
cada uno de los cuales puede alojar una o varias webs. Así podemos comparar lo
diminuto de TOR respecto a Internet abierto.
Freedom Hosting II es un servidor .onion.
Alquilaba espacio web a quien lo quisiera, gratis para una cantidad pequeña de
datos y de pago para cantidades mayores. Es decir, que cualquier persona podía colgar una web en sus discos duros que, como todos los servicios
ocultos de TOR, no se sabe dónde están. La primera versión de Freedom Hosting
fue desmantelada por la Policía y su responsable aún está en prisión, pendiente
de extradición, porque tiene que responder de muchos delitos, desde económicos
a sexuales, todos motivados por el contenido que alojaba, del cual sabía su
ilicitud y, aun así, lo mantenía. Esta segunda solo le ha cogido prestado el
nombre —cuestiones de marketing hacen más rentable utilizar un nombre conocido
que crear otro de cero—, pero las webs a las que proporcionaba alojamiento son del
mismo tipo: botnets, fraudes, mercados negros y pornografía infantil, además de
otras muchas que no son ilegales.
TOR mantiene un excelente sistema que monitoriza todo el tráfico en su red. De esta manera es fácil ver si ha
caído “una quinta parte” de sus servicios o no… y la verdad es que no. Hoy está
muy cercano a los sesenta mil. En días pasados rondaba los sesenta y dos mil.
Donde se pudo observar una caída notable fue de finales de diciembre a mediados
de enero, donde los sitios .onion cayeron en torno a los cincuenta mil, para
luego recuperarse.
No se sabe quién hay detrás de quien
gestiona estos servicios ocultos, por lo que no se puede reclamar si incumplen
sus obligaciones ni se conoce el nivel de seguridad. En este caso era muy
deficiente. Quien ha llevado a cabo el ataque ha contado con detalle como lo hizo y es simple hasta para los que solo saben nociones de seguridad
informática. Su autoría queda demostrada porque ha publicado una lista con todo el contenido extraído del mismo, en la que hay conversaciones muy
significativas —como “cuál es el mejor país para comprar sexo con menores”—,
usuarios y passwords.
¿Quiero eso decir que ese hacker ha hecho algo bueno? No. En
absoluto. Quién sabe cuántas investigaciones policiales se han ido al garete
por esa acción, por lo que habrá niños que jamás serán rescatados. Además, no
se puede actuar contra todos porque haya unos cuantos malos entre ellos y los
sitios legales no tienen por qué pagar el pato.
Por eso, como siempre, lo mejor si
se sabe de una ilegalidad es contactar primero con la policía, porque, encima,
los datos obtenidos de forma fraudulenta no se pueden utilizar legalmente y así
se deja la puerta abierta a que los delincuentes se escapen sin juzgar.
En resumen:
1) No, no se ha tumbado el 20% de la deep
web.
2) Tampoco se ha tumbado el 20% de TOR,
un servicio minoritario dentro de la deep web.
3) Con esa acción solo se ha perjudicado
la acción policial y a inocentes.